Cogolludo continúa su verano cultural. Ayer, las hermanas Lara, Laura y María, profesoras del Grado en Historia de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, e Hijas Predilectas de la Comunidad de Castilla-La Mancha, impartieron ayer en el salón de plenos del Ayuntamiento, una conferencia sobre la Guerra de la Independencia y, en concreto, sobre la figura de Juan Martín ‘El Empecinado’, militar y guerrillero, y uno de los personajes más destacados de la contienda, que estuvo presente en la provincia de Guadalajara desde 1809.
Las hermanas Lara repasaron la biografía personal y hoja de servicios durante la Guerra de la Independencia, su apuesta por el liberalismo, siendo un patriota, y la ejecución de El Empecinado, en 1825, en la horca, en Roa, durante la Década Ominosa (1823-1833). Las investigadoras aportaron en la conferencia una generosa semblanza de la investigación que, sobre este personaje histórico, publicaron en su libro ‘Breviario de la Historia de España’ (EDAF), que va por su quinta edición.
Las historiadoras analizaron los documentos de los diversos archivos nacionales donde aparece El Empecinado. Con él, el término “empecinado” pasó al Diccionario de la Real Academia Española con la acepción de obstinarse o aferrarse a una causa. El apelativo de Juan Martín proviene de una especie de lagos que había en su pueblo natal, Castrillo de Duero, en Valladolid, que tenían pez, motivo por el que a los nacidos allí les decían empecinados. “Juan Martín, con su trayectoria vital y forma de proceder, hizo que empecinarse en algo acabara significando la defensa de una causa justa con insistencia”, señala María Lara.
Las ponentes dedicaron un capítulo especial de sus intervenciones a sus incursiones en la provincia de Guadalajara desde 1809. Su llegada a Cogolludo, y su defensa de la villa ducal frente a los franceses y a las armas del general Joseph Léopold Sigisbert Hugo, padre del novelista Victor Hugo, autor de ‘Los miserables’, que lideraba las tropas napoleónicas y que fue rival acérrimo de El Empecinado. De hecho, se conserva el intercambio de correo entre el general Hugo, que escribió una carta firmada el 7 de diciembre de 1810, en Humanes, y la contestación de El Empecinado, firmada en Cogolludo, el 8 de diciembre de 1810. Después de ese intercambio de correspondencia, los franceses entraron en la villa ducal y volaron su castillo.
Una innovación que Laura Lara llevó a Cogolludo sobre El Empecinado es su estudio del Episodio Nacional que, bajo el nombre de este personaje, publicó Benito Pérez Galdós; tomo donde aparece el término Cogolludo e incluso se introduce a un personaje femenino en sus filas, “la ‘señá’ Damiana”. Esta aguerrida mujer iba vestida de militar (varón para la época) de cintura para arriba, y con falda, con halda negra sobre refajo amarillo. De calzado la señora Damiana llevaba botas de cuero crudo con espuelas. La guerrillera iba en su cabalgadura por la comarca, se enteró de que estaba muerta su madre y se sumó a la partida, después de dejar a sus dos hermanos protegidos, “la burra y el miedo”. Se enroló en el grupo de Vicente Sardina, personaje real que era el subalterno de El Empecinado en Cogolludo.
Sobre su perfil liberal, las ponentes hablaron sobre cómo, a lo largo del siglo XIX, El Empecinado se convirtió en un personaje significativo. Cuando se celebró el III Centenario de Los Comuneros, trató de revitalizar la semblanza de Padilla, Bravo y Maldonado, los héroes de Villalar. “Lamentablemente, El Empecinado acabó ajusticiado con pena capital, lo habían hecho los comuneros de Villalar”, explicó María.
Las Hermanas Lara han permanecido en Cogolludo a lo largo del fin de semana, aprovechando el resto del tiempo para dedicarlo a una de las investigaciones que tienen en curso. “Existe una hipótesis sobre el posible nacimiento de Cristóbal Colón en Espinosa de Henares. La teoría afirma que pudo pasar parte de su trayectoria vital en Cogolludo, como hijo de Aldonza de Mendoza. La teoría la formuló en el siglo XX Ricardo Sanz, y en el XXI su hijo, Alfonso Sanz. Laura y yo la estamos investigando en el presente. A la espera de los resultados genéticos de las pruebas que se están haciendo a los restos de Colón en la Iglesia de Santa María de Cogolludo”, añaden las historiadoras.
Uno de los hechos que más llama la atención en este sentido de las hermanas Lara es que Colón, habiendo regresado de su primer viaje, mandó tres cartas desde Lisboa, dos a Barcelona y otra a Cogolludo. “No se conserva el original de la de Cogolludo, pero sí el testimonio, por la epístola que escribió el primer duque de Medinacelli, Luis de la Cerda, a su tío, el Cardenal Mendoza, en la que dice que en los dos últimos años le había ofrecido su casa a Colón. ¿Era el almirante de la mar océana nieto del almirante de Castilla? Tampoco hay que asumir que era genovés de nacimiento simplemente porque sea la tesis más incluida en los libros de texto. Desde su muerte, en 1506, numerosas naciones y muchos pueblos se han atribuido su origen y varias hipótesis de procedencia han sido descartadas. La historia de Aldonza de Mendoza como poco es sorprendente. Esperemos las respuestas del ADN”, termina María.
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